Ya decían que este siglo sería el siglo de los audiovisuales y los vemos día a día como el recurso más utilizado para contar historias, para promocionar las marcas, para conseguir el recuerdo de la audiencia, etc.
Ya decían hace tiempo que una imagen vale más que mil palabras y si no que se lo digan a Instagram después de la compra de Facebook. Las dos redes sociales con más boom últimamente han sido precisamente Instagram y Pinterest, basadas en compartir imágenes. Pero el concepto que más me está seduciendo son las infografías. Son la expresión máxima de la evolución de la publicidad y el marketing hacia la simplicidad y el recurso de la imagen como apoyo. Han pasado a la historia los largos folletos técnicos con letra y más letra de las maravillas del producto y sus entrañas técnicas. Todos hemos llegado a la conclusión que eso no se lo lee nadie. Solo es un soporte para que tu contacto lo tenga por encima de la mesa y se acuerde de ti cuando lo tenga que ordenar de la mesa o lo quiera archivar en el cajón del «Cuando haga limpieza lo tiraré sin más».
Las webs por ejemplo han vivido esta revolución en los últimos años y si nos fijamos con las páginas de inicio de empresas innovadoras, tecnológicas o simplemente que quieren ser «guays» han simplificado las «landing pages» al extremo de ser algunas veces confusas en cuanto a su propósito ya que un exceso del uso del cómic puede llevar al usuario a pensar que no hay contenido. Tampoco nos pasemos, el equilibrio siempre ha sido la meta.
Entonces la infografía es la máxima expresión de la evolución de la comunicación actual. Un formato muy breve con mucho soporte visual, fácil de digerir y rápido de consumir. La mayoria de infografias aún son solo muestras de estadísticas pero tiempo al tiempo que pronto las empresas verán el filón de aprovechar el concepto para presentar sus productos. La falta aparente de tiempo hace que no podamos o no queramos leer en exceso. Por suerte pasaron a la historia los rellenos de conceptos repetitivos para llenar para dar más prestigio a un escrito. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. O sea que me aplico el cuento…