«No lo se», con honestidad también hay respeto

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Un día por casualidad vi un documental muy recomendable en Apple TV que se llama Padrazos. Decía que la relación con tu hijo cambiaría si empezabas a decir: «No lo se». Al principio me chocó esta afirmación. La imagen que tenemos todos de un padre cuando somos pequeños es aquel superheroe que lo sabe todo y lo resuelve todo. Pensé que si mostraba algún signo de debilidad perdería ese status y dejaría de ser un referente cuando hubiera alguna duda o se necesitara ayuda.

Pero como soy una persona de marketing y me va la marcha, pensé: «Pruébalo, si sale mal, ya pensaré un Plan B rápido y ni se notará». ( Otra de las cualidades de una persona de marketing) Ante una pregunta relacionada con los superheroes que no tenía ni idea le respondí: «Pues no lo se, no conozco demasiado de este personaje, pero si tienes interés lo buscaré y así los dos ya lo sabremos». Su respuesta fue de lo más natural: «No lo sabes todo de los superheroes?». Yo le dije que no, sólo sabía las historias de los superheroes que más me gustaban. En alguna ocasión había preguntado a un excompañero de trabajo que ese sí que lo sabía todo, pero que si quería lo podía mirar y seguro que esa historia también era muy interesante. El me preguntó: «Tu compañero si que lo sabe todo de superheroes?». Le dije que a él era lo que más le gustaba y por eso lo sabía todo, yo en cambio me gustaban sólo algunos pero a lo mejor me empieza a gustar ese nuevo personaje gracias a él y entonces si que lo sabré todo. Me dijo que lo mirara y que a la noche le explicara antes de ir a dormir.

Me informé y hasta busqué una enciclopedia de superheroes para si surgía otro superheroe, no me cogiera de sorpresa. Por la noche le expliqué la historia a mi manera, destacando lo que me había parecido más interesante y le encantó. Me pidió hacerlo más y que había muchos superheroes y que él también preguntaría a un amigo del cole que sabe mucho y me lo contaría.

Lejos de perderle, lo tuve mucho más cerca, motivado y le demostré que me interesaba su pequeño mundo y que me tenía a su lado. No era peor o menos admirado que ese excompañero aunque no supiera de ese tema. Para mi eso es respeto. Esa connexión es del todo verdadera y pura. Muchas veces tenemos miedo que otra persona sea mejor que nosotros y intentamos reducir su valuosidad, pero si seguimos siendo auténticos siempre volverán a nosotros por nuestras cualidades.

Pero todo esto no sólo es aplicable a la paternidad, es aplicable a cualquier relación personal, comercial, profesional o cualquier interacción que queramos tener con alguien. La honestidad eleva un grado el respeto y lejos de hacer que parezcamos débiles, hace que seamos auténticos y humanos. Conseguimos una connexión más fuerte con nuestros posibles clientes cuando decimos la verdad sobre nuestros conocimientos y no perdemos la integridad sobre lo que somos especialistas y sabemos hacer bien. Y eso al final, se proyecta en todo lo que hace la empresa y la hace más auténtica y cercana. La confianza se gana en pequeños actos como este y perdemos la percepción del cliente que queremos ganar a costa de él. La lealtad de un cliente en una empresa de servicios puede ser muy efímera. No puedes vivir de lo hecho en el pasado para siempre y más en tecnología, en el sector donde trabajo.

El cliente, como mi hijo, no espera siempre que sepamos de todas las tecnologías, sino necesita tener esta sensación de acompañamiento y si en algún momento el cliente ha ido por delante nuestro, reconocerlo y hacerle ver que tenemos el interés de seguir dándole servicio. Así, como en cualquier relación, es la única manera de poder seguir diciendo tranquilamente: «No lo se».

La languidez y sus cosas Yo, mi, me, contigo

Hace unos días leí un artículo de el NewYork Times muy interensate sobre la languidez. Al leerlo me di cuenta que muchos de los síntomas que hablaba el artículo me estaban pasando en esos momentos. Una de las cosas que más me gustó es que decía que lo importante era ponerle nombre a las cosas. Que una vez le poníamos nombre nos podíamos aliviar un poco, ya que ya sabíamos cómo tratarlo. Que después consiguiéramos superarlo o mejor dicho sobrellevarlo ya "son figues d'un altre paner" como decimos en catalán, que he buscado en internet y en castellano se dice "harina de otro costal". Que curioso, en catalán hablamos de higos y en castellano de harina. Ya me ha picado la curiosidad y he buscado como se dice en otros idiomas. En inglés es "It’s a different kettle of fish" que literalmente sería "esto es un hervidor de pez diferente" o también se dice “It’s a horse of a different color“, aquí ya no va relacionado con comida, ya hablan de caballos y colores. Que me deciís de los franceses, por proximidad tendrían que hablar de higos o comida, pues no, se van "con la música a otra parte" y hablan de “c’est une autre paire de manches”, es otro par de mangas. "Éramos poco y parió la abuela", pero que estos no hablan ni de comida, ni de ánimales y colores, que hablan de mangas de una camiseta. Los franceses siempre han ido muy ligados a la moda y nosotros hablando de higos. Los italianos podrían hablar de harina, ingrediente básico de su pasta, pero no, deciden hablar de peces como los ingleses, "è un altro paio di maniche", es una olla de pescado diferente. Los italianos e ingleses, pueblos hermanos a ráiz de esta frase hecha. Debería investigar esta relación, pero ya sabes, la languidez. ¿Y los alemanes? "ein ganz anderes Paar {n} Schuhe" (perdón mi alemán de Mallorca, será por mi apellido mallorquin), los alemanes a lo suyo hablando de zapatos. Puede que surgiera en la época de la lucha de los dos hermanos Adolf y Rudolf Dassler, fundadores de Adidas y Puma respectivamente. Bueno, después de perder el hilo, volvemos a centrarnos en nuestro tema. Otro de los síntomas de la languidez, la falta de concentración. Ya la cabeza de por se se va "por los cerros de Úbeda", nooooooo, más expresiones no. Centrémonos. Pues eso, la languidez, mal surgido de la pandemia a la que le hemos puesto nombre como muchas otras cosas que pasan sin darnos cuenta. Ponerle nombre tiene un problema también, que ahora todo el mundo sufre de languidez. Y a cualquier falta de ánimo por desidia, vagueria o falta de motivación, le vamos a decir que la languidez lo ha atrapado y ya vamos a tener excusa. "Es que el pobre sufre de languidez", "esto es la languidez, ya sabes", "tenemos que hacer algo con esto de la languidez". Saldrán remedios, grupos de terapia y charlistas que ampliarán su título de coach para ser "expertos en languidez. O mejor aún, "Pilates contra la languidez". Y los más originales descubriran que nadar con delfines es buenísimo para la languidez. En definitiva, tenemos que poco a poco ir superando el peor mal de esta pandemia, el distanciamiento social. Al recluirnos en nuestras casas, hemos dejado de experimentar, descubrir, vivir como estábamos acostumbrados. Nos han vendido que online lo podemos hacer, pero si de algo nos ha servido la pandemia es que hemos descubierto que el mundo online es un mal necesario. Que ya no podemos vivir sin él y lo necesitamos, porque en muchos aspectos nos ayuda a realizar ciertas actividades que podemos hacerlo de una manera más cómoda, pero en ningún caso, sustituye nada. Para crear hay que vivir y esto nos lo han arrebatado fruto del miedo que aún tenemos. Y hasta que no nos quitemos ese peso, la languidez se apoderará de nuestras vidas.
  1. La languidez y sus cosas
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  4. Olivia Express es nombre de mujer
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