Nos hemos cargado la experiencia de compra

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Esta mañana leía una noticia que me ha hecho pensar más allá de la propia noticia y me ha preocupado y mucho. Imaginarium cierra todas las tiendas menos dos, una en Zaragoza, de donde surgió el negocio y otra en Málaga. ¿Cómo puede ser? Los creadores de una de las estrategias más potentes que he visto como el hecho de tener dos puertas en sus tiendas, una para los adultos y otra para empoderar los reales protagonistas, los niños. Y no sólo eso, contando con una selección de juguetes muy interesantes y con una calidad realmente buena.

Hace unos meses fue Toys’r’us y seguro que otras lamentablemente seguirán el mismo camino. ¿Qué está pasando? Hay muchísimas explicaciones y muchos factores que se entremezclan entre si y es muy difícil hacer un análisis que nos de esas respuestas. Además cada uno tiene su propia visión en el asunto y algunos dirán que vamos a mejor y otros que vamos a peor. Pero lo que está claro es que están cayendo Tótems empresariales que en algunos casos nos trasladan a tiempos mejores y no estamos quedando sin referentes. Además, con la sensación que somos nosotros mismos los que los hemos abandonado a su suerte y nos han seducido otras opciones con atractivas ventajas fruto de una nueva manera de vivir.

Seamos claros, Amazon es demasiado cómodo. A golpe de click puedes comprar cualquier producto a un precio correcto (no creo que la variable precio sea la más determinante) y te lo traen a casa al día siguiente o en el mismo día y si tienes algún problema, no te preocupes que sólo con dejar de nuevo el paquete en unos de sus puntos vuelves a tener el dinero en tu cuenta sin mirar si realmente está mal el producto. Quien quiera competir en ese terreno se equivoca. Quien decide comprar así, comprará ahí siempre porque no hay nada mejor y punto. Ni con subvenciones a las otras opciones, ni haciendo pagar más impuestos donde toque ni cualquier idea super creativa. No te desgastes, no conseguirás nada. Yo mismo cuando busco esto, ni me lo pienso. A través del activismo y la concienciación, poco se puede hacer.

Ese cambio está en nosotros mismos. Por ejemplo, yo mismo hay días que digo, no he hablado con nadie en todo el día, estoy harto del teletrabajo. Pues mira, podría ir a comprar un «Recuit de Fonteta» a una quesería que me encanta y siempre me hablan de alguna cosa relacionadas con el queso que me encantan. Nos estamos olvidando la labor social del comercio de barrio. Conversar un momento con la dependienta, un buen consejo, recuerdos para los padres que hace días que no los veo…

Tengo la sensación que nos estamos cargando demasiadas cosas muy rápido. Y vamos a peor. ¿Me estoy haciendo mayor?

La languidez y sus cosas Yo, mi, me, contigo

Hace unos días leí un artículo de el NewYork Times muy interensate sobre la languidez. Al leerlo me di cuenta que muchos de los síntomas que hablaba el artículo me estaban pasando en esos momentos. Una de las cosas que más me gustó es que decía que lo importante era ponerle nombre a las cosas. Que una vez le poníamos nombre nos podíamos aliviar un poco, ya que ya sabíamos cómo tratarlo. Que después consiguiéramos superarlo o mejor dicho sobrellevarlo ya "son figues d'un altre paner" como decimos en catalán, que he buscado en internet y en castellano se dice "harina de otro costal". Que curioso, en catalán hablamos de higos y en castellano de harina. Ya me ha picado la curiosidad y he buscado como se dice en otros idiomas. En inglés es "It’s a different kettle of fish" que literalmente sería "esto es un hervidor de pez diferente" o también se dice “It’s a horse of a different color“, aquí ya no va relacionado con comida, ya hablan de caballos y colores. Que me deciís de los franceses, por proximidad tendrían que hablar de higos o comida, pues no, se van "con la música a otra parte" y hablan de “c’est une autre paire de manches”, es otro par de mangas. "Éramos poco y parió la abuela", pero que estos no hablan ni de comida, ni de ánimales y colores, que hablan de mangas de una camiseta. Los franceses siempre han ido muy ligados a la moda y nosotros hablando de higos. Los italianos podrían hablar de harina, ingrediente básico de su pasta, pero no, deciden hablar de peces como los ingleses, "è un altro paio di maniche", es una olla de pescado diferente. Los italianos e ingleses, pueblos hermanos a ráiz de esta frase hecha. Debería investigar esta relación, pero ya sabes, la languidez. ¿Y los alemanes? "ein ganz anderes Paar {n} Schuhe" (perdón mi alemán de Mallorca, será por mi apellido mallorquin), los alemanes a lo suyo hablando de zapatos. Puede que surgiera en la época de la lucha de los dos hermanos Adolf y Rudolf Dassler, fundadores de Adidas y Puma respectivamente. Bueno, después de perder el hilo, volvemos a centrarnos en nuestro tema. Otro de los síntomas de la languidez, la falta de concentración. Ya la cabeza de por se se va "por los cerros de Úbeda", nooooooo, más expresiones no. Centrémonos. Pues eso, la languidez, mal surgido de la pandemia a la que le hemos puesto nombre como muchas otras cosas que pasan sin darnos cuenta. Ponerle nombre tiene un problema también, que ahora todo el mundo sufre de languidez. Y a cualquier falta de ánimo por desidia, vagueria o falta de motivación, le vamos a decir que la languidez lo ha atrapado y ya vamos a tener excusa. "Es que el pobre sufre de languidez", "esto es la languidez, ya sabes", "tenemos que hacer algo con esto de la languidez". Saldrán remedios, grupos de terapia y charlistas que ampliarán su título de coach para ser "expertos en languidez. O mejor aún, "Pilates contra la languidez". Y los más originales descubriran que nadar con delfines es buenísimo para la languidez. En definitiva, tenemos que poco a poco ir superando el peor mal de esta pandemia, el distanciamiento social. Al recluirnos en nuestras casas, hemos dejado de experimentar, descubrir, vivir como estábamos acostumbrados. Nos han vendido que online lo podemos hacer, pero si de algo nos ha servido la pandemia es que hemos descubierto que el mundo online es un mal necesario. Que ya no podemos vivir sin él y lo necesitamos, porque en muchos aspectos nos ayuda a realizar ciertas actividades que podemos hacerlo de una manera más cómoda, pero en ningún caso, sustituye nada. Para crear hay que vivir y esto nos lo han arrebatado fruto del miedo que aún tenemos. Y hasta que no nos quitemos ese peso, la languidez se apoderará de nuestras vidas.
  1. La languidez y sus cosas
  2. El nuevo destape: Lo que la mascarilla esconde
  3. La Manzana, esa fruta segundona
  4. Olivia Express es nombre de mujer
  5. Lo siento, pero no estoy inspirado
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